Es el privilegio más raro de nuestra era: la vista de la Tierra desde las alturas. He aquí lo que aprendes cuando dejas abiertas las cortinillas.
Cuando abordas cualquier aeronave, lo escuchas todo el tiempo: “Mamá, ¿me puedo sentar junto a la ventanilla?”. Entonces, una madre considerada acomoda a su hijo adelante de ella en la fila de ingreso.
Yo no soy ese tipo de mamá. Mis hijos aprendieron muy pronto a no pedirlo, porque ya conocen la respuesta. En mi familia, ese asiento es mío.
Crecí en Sídney y tenía 15 años antes de poner un pie en un avión. Entonces volar era mucho más caro y nuestra familia no tenía tanto dinero. Así que no fue sino hasta que gané un viaje a Tasmania en un concurso de escritura que tuve la oportunidad de elevarme y mirar el mundo hacia abajo. Nunca he olvidado ese primer vuelo: mi ciudad vista desde arriba, como dedos de tierra que se extendían a través del centelleo de la bahía y árboles con copas redondeadas cual floretes de brócoli. Entonces aparecieron –de manera rápida– campos labrados de oro, marrón y verde que se acoplaban entre sí como las piezas de un rompecabezas a lo largo de las líneas sinuosas de los arroyos. Más tarde, cuando las nubes nos rodearon, un nuevo paisaje fuera de este mundo, tan inesperadamente distinto, apareció: velos resplandecientes un momento; catedrales de cúmulos enormes y multifoliadas al otro. Cuando nos acercábamos a la isla de Tasmania, el cielo se despejó y por primera vez la abstracción de una línea entintada en un mapa se convirtió en una realidad de tierra sólida que se encontraba con agua fluida. Ahí estaba, abajo, la costa norte de la isla, tal como la había visto en el atlas y dibujado tantas veces en la clase de geografía.
This story is from the {{IssueName}} edition of {{MagazineName}}.
Start your 7-day Magzter GOLD free trial to access thousands of curated premium stories, and 9,000+ magazines and newspapers.
Already a subscriber ? Sign In
This story is from the {{IssueName}} edition of {{MagazineName}}.
Start your 7-day Magzter GOLD free trial to access thousands of curated premium stories, and 9,000+ magazines and newspapers.
Already a subscriber? Sign In
La magia de los Pueblos Mágicos de Nayarit
Conoce las posibilidades llenos de historia de estos rincones y encanto
NUEVO NAYARIT El sueño sibarita del Pacífico mexicano
La Riviera Nayarit no tiene nada que pedirle a la americana, la francesa o la báltica. Aquí, la belleza y la naturaleza convergen con el alto lujo y la aventura, pero con el único e irremplazable sabor de México
Con obras nunca antes vistas, NAYARIT duplicará su actividad turística para 2024
Un nuevo sistema de autopistas, así como la ampliación y el cambio de nombre del aeropuerto de Tepic, son las principales obras de infraestructura que los gobiernos estatal y federal tienen propuestas para 2024, y con las que se pretende incrementar, al doble, las visitas de turistas tanto nacionales como internacionales
PARAÍSO EN LO ALTO: ONE & ONLY MANDARINA
Te contamos por qué este hotel de Nayarit ha sido elegido como el Mejor Hotel de México, y de Norteamérica, por 50 Best
CINCO CASCADAS IMPERDIBLES DE NAYARIT
CON INFORMACIÓN DE RIVIERA NAYARIT
UNA CATA DE ARTE NAYARITA NO SE DICE HUICHOL, SE DICE WIXÁRIKA
El arte nayarita es tan poderoso como su misticismo religioso y festivo. El arte wixárika es la manifestación más famosa, pero hay muchas otras piezas que hablan de la riqueza artística nayarita
GRISES Y JOROBADAS NAYARITAS
Alrededor de 10 000 ballenas viajan a México cada invierno. Las ballenas jorobadas y grises llegan hasta Nayarit, donde su avistamiento es algo notable
NUESTRA CONEXIÓN CON LAS TORTUGAS
México es el país con el mayor número de especies de tortugas marinas, para fines de crianza, tránsito o alimentación, mientras que Nayarit alberga algunas de las zonas de anidación más importantes del país para estos reptiles.
En ruta Nueva Orleans
Una escena artística poco conocida se entreteje en las históricas calles de la cuna del jazz
Por la senda del gaucho
La empresa Jakotango ofrece recorridos a caballo por la Patagonia argentina, lo que le permite a los viajeros disfrutar de uno de los últimos lugares indómitos del mundo.