VIAJERO EXPERTO CAZADOR DE METEORITOS: Exploradores astrales

En el norte de Chile, la actividad astronómica se realiza hasta en los suelos.

- Erick Pinedo

Jorge Monsalve sostiene un fragmento de meteorito metálico en el desierto de Coquimbo, al norte de Chile.

Con un detector de metales, el cazador busca meteoritos en sitios de geografía estable para aumentar sus posibilidades.

Cada año, miles de objetos celestes penetran la atmósfera de la Tierra en un violento e incandescente fenómeno que muchas veces pasa desapercibido por nosotros, sus habitantes. Ya sean pequeños fragmentos pétreos o enormes rocas metálicas, nuestro planeta se encuentra bajo un constante bombardeo espacial cuyos rastros muy pocas veces llegan a ser descubiertos, no obstante la estela de luz que dejan a su paso y el posible cráter que ocasionen en caso de que colisionen con tierra firme.

Hay, sin embargo, quienes persiguen estas huellas atraídos por las maravillas astrales que caen desde la inmensidad. “Nací en Osorno, al sur de Chile, y siempre he sido un aficionado a la astronomía. Me vine a vivir a Coquimbo, en la región norte, por sus cielos maravillosos, para estar cerca del desierto y comenzar a buscar objetos celestes –dice Jorge Monsalve, hoy conocido como el cazador de meteoritos–. Ya se habían registrado hallazgos en otros desiertos, y me percaté de que los desiertos chilenos tienen las características para encontrarlos con menor dificultad”.