Carlota Y Su Faceta Intelectual

En solo cinco meses, Casiraghi se ha reinventado como pocos pueden hacerlo en una vida entera: se estrenó como esposa, productora de cine y ensayista de filosofía.

- Carolina M. Payan

No solo es una de las mujeres más bellas del pla-neta y heredera de un linaje sin par de artistas y nobles, entre los que destacan Yolande de Polastron, duquesa de Polignac y amiga íntima de la reina María Antonieta de Austria, así como su prima Pauline Ducruet, novel diseñadora de moda que ha causado sensación en París y Nueva York. Ella brilla por sí misma al impulsar las artes y hacer gala de su curiosidad intelectual, plasmada en sus colaboraciones tanto en diarios británicos como en revistas de moda italianas. A todo eso ahora le suma la escritura de un libro entrañable, Archipiélagos de pasiones, donde reflexiona sobre los ausentes y aquellas figuras que no retornan pero cuya historia está ligada a la nuestra. En su caso, esa figura la encarna su amado padre, Stéfano Casiraghi.

No soy una princesa. Mi madre lo es, no yo. Soy sobrina de un jefe de Estado y, como tal, tengo algunos deberes de representación, nada demasiado restrictivo o excepcional”. –Carlota Casiraghi

En brazos de su padre, Stéfano Casiraghi, en Montecarlo (1990).

El colegio y la liberación

Fue a los 14 años cuando Carlota cobró conciencia del hondo hueco que Stéfano había dejado en su familia y su condición de huérfana. Cuestión en la que nadie reparó al verla radiante en las abundantes galas del principado de Mónaco y en los concursos hípicos en los cuales siempre fue estrella. Se refugió en la lectura. “Desde pequeña siempre me interesó la literatura, la poesía y, más tarde, el pensamiento; allí encontré mi lugar seguro cuando no sabía quién era”, reveló a una publicación española.