Lauren Bacall – El poder de una mirada

Sensual, insolente, ingeniosa, lacónica, sofisticada y bella a rabiar, Bacall formó junto a Humphrey Bogart la pareja más icónica de Hollywood.

- Por Florencia Sañudo

"Cuando me muera, mi obituario sólo hablará de Bogart”, solía decir. Es cierto que la sombra de Humphrey, con quien vivió durante 12 años hasta la muerte de éste en 1959, sobrevolaría su vida y su carrera. Pero cuando se tiene una filmografía de más de 50 películas (algunas de ellas auténticos clásicos), se ha ganado dos premios Tony, un Oscar honorario, escrito dos libros best sellers, criado a tres hijos y trabajado hasta los últimos momentos de su vida, en su epitafio, tras su muerte en 2011, había mucho más que referencias de su célebre primer marido. Lauren Bacall fue un ícono y, aunque ella detestaba el concepto, una “leyenda viviente”.

Un encuentro que cambió su vida

Lauren Bacall, o más bien, Betty Perske, nació en Brooklyn, Nueva York, en 1924; hija única de Natalie Weinstein, inmigrante judía de Rumania, y de William Perske, un vendedor, quien abandonó a la familia cuando ella tenía cinco años. Más adelante, ella a su vez abandonaría su apellido paterno y adoptaría Bacal, el de su abuela , agregándole una “l” al final. A lo largo de su vida, Betty se referiría a su padre como “un bastardo”.

Sus tíos, Jack y Charlie, hermanos de su madre, financiaron sus estudios y fueron padres sustitutos. Quizás por ello siempre se sintió atraída por los tipos mayores, a quienes consideraba “más interesantes”. De hecho, Humphrey Bogart, el hombre de su vida, era 25 años mayor que ella.