MIRAR ATRÁS

SE MECE TIS EN UNA HAMACA DE HENEQUÉN que ha resistido décadas de mudanzas y tempestades, literalmente. Cuando cumplió cuatro años su familia compró una casa antigua en Puerto Progreso, Yucatán, que poco a poco fueron arreglando. Tenía una sola planta, techos altos y un patio central de cuyas columnas colgaban hamacas mayas color crudo. Cuando tuvieron que dejar la casa ella se quedó con la más grande, que era su favorita. Habla a menudo de esa casa mi abuela Tis, de las excursiones a las playas de arena blanca y mar verde esmeralda y los paseos en bicicleta por el malecón al atardecer.

- OLIVIA ZERÓN

Ilustración de Antonio Martínez @tonnnnnnnnnnny Imagen programada en Processing +Texto adaptado con la app. Bionic-Reading que mejora la comprensión de lectura de personas con trastorno por défict de atención e hiperactividad

A Tis le desagrada la playa en la que estamos ahora, de clima programado y olas de intensidad media. Se queja de que el mar no huele así, es lo que más le molesta. Casi nadie en Residencial Imagina lo nota. Dice que huele a bronceador con piña colada y se marea después de un rato. Añora mucho el mar mi abuela, su mar.

Cuando se queja la miran raro, con condescendencia. "Es porque ya es vieja", opinan, y defienden lo agradable que se está aquí en La Playa de tus Sueños, donde la arena no se pega al cuerpo. Además, entrar no cuesta tanto: con una membresía grupal es bastante accesible y si acumulas puntos ganas experiencias que van desde una meditación con medusas en el fondo del mar o volar entre una parvada de gaviotas, hasta nadar como si fueras un delfín o una ballena gris. El algoritmo te sugiere opciones personalizadas. Hace poco hice una de cangrejos ermitaños que me gustó bastante. Me encantan los cangrejos, no solo porque soy cáncer, sino porque me parecen una especie fascinante. Le conté a mi abuela lo fantástico y extraño que fue tener pinzas en vez de manos y elegir con ellas el caparazón adecuado para sobrevivir.

-¡Fue real, abuela! Lo más increíble -le dije- es que con estas experiencias puedes no solo ver, sino realmente habitar la existencia de un animal marítimo de los que había antes en la Tierra.

-¿A qué huele de verdad el mar? -le pregunto y cierro los ojos para intentar evocar mejor.