Sharon Fastlicht y Emilio Azcárraga

En este caso, sí están todos los que son y sí son todos los que están. Tuvimos acceso total a la boda más esperada, la más elegante, la más emotiva... Sharon y Emilio para siempre.

Relajadas y felices, las familias de Sha-ron y Emilio se juntaron frente a la puerta de la casa de Contadero. Pre-parándose para la ceremonia civil, aprovecharon para tomarse las fotos “oficiales” que estarán en sus recuerdos para siempre. Mientras posaban para nuestra fotografía de portada, Emilio fue interrumpido por la llegada del Presidente Vicente Fox.

Las dos familias se veían en todo momen- to como si fueran una sola; daban la impre- sión de haber sido siempre la misma; en el ambiente había amor y fraternidad. A la una y media, la familia entera bajó por la calle interior de la casa hasta el punto donde partiría el cortejo: Sharon entró del brazo de su papá, Marcos y Emilio con Nadine, su mamá.

Por un largo pasillo de alfombrado en yute y decorado con grandes macetones de lilies y rosas blancas, se llegaba a un segundo pasillo –el nupcial– donde los esperaban los amigos de toda la vida y la familia entera, para celebrar con ellos este nuevo camino juntos. Curiosamente, el juez que escribió –a mano– el acta de nacimiento de Emilio, es el mismo que los casó. Algunos testigos, al pasar a firmar, tomaban el micrófono y decían un discurso breve. Casi todos fueron emotivos. Y aunque todos venían impregnados de sentimiento, el de Katy Buchanan –íntima amiga de Sharon– hizo que más de uno soltara una lágrima. “Como nació el ave para volar, nació el hombre para amar. Ustedes empiezan el camino de su destino; ámense y vuelen juntos”.