Straight; Publicidad Provocadora Pero Con Una Premisa Que Se Limita

Llegué a Straight con mucha expectativa por su extraordinaria es-trategia en redes sociales. La obra es llamativa desde el nombre; a eso hay que sumarle el arte, la fotografía del póster, la premisa de la historia, el atractivo elenco (Zuria Vega, Erick Elías y Alejandro Speitzer), y, por supuesto, la trayectoria y estilo que Manolo Caro ha logrado consolidar como director.

- Pablo Ferro

Al llegar al Teatro Milán la escenografía aumenta dicha expectativa; es sencilla, pulcra, contemporánea. Un sillón de piel, una mesa de diseñador y una lámpara atractiva que ilumina sutilmente las paredes de madera tenue que emulan la desnudez de los actores en las imágenes publicitadas.

Honestamente iba con la idea de ver una obra revolucionaria y atrevida, y no sólo por el lado del morbo o las escenas cargadas de erotismo -aunque inevitablemente, eso también pretendía-. Sobre todo, esperaba ver una obra revolucionaria en cuanto a contenido, profundidad y esencia.

Y la obra sí da un paso más allá, atreviéndose a mostrar el tema gay visto desde el lado oculto y culposo que muchos hombres viven en nuestra sociedad al intentar vivir una doble vida... Al darle una cara al exterior, y otra distinta a su propio espejo; aun cuando eso implique vivir con un interior atormentado e insatisfecho.

El libreto lo refleja claramente: Dan (Elías) es un hombre gay, que pese a serlo mantiene un noviazgo con Elsa (Vega), sólo porque no se atreve a existir como la persona que está destinada a ser. En medio queda Andrés (Speitzer), un joven que se vuelve su amante y que termina igual de insatisfecho que el hombre que lo enamoró.