Los caminos de la vagina

Conocer el cuerpo propio y cómo brindarle placer sin la ayuda de un segundo cuerpo, se convierte en algo indispensable para encontrarnos con nosotras mismas, así como para el goce absoluto.

- Por Amaya Suárez

El huevo yoni llegó a mí hace casi una década. Apareció en mi vida, durante una búsqueda profunda por encontrar mi camino espiritual y la libertad sexual. Siempre supe que había más en la sexualidad que en lo carnal, sabía que –de hecho– ésta ni siquiera implicaba el encuentro con el otro, siempre entendí y sentí que mi alma radicaba en mi útero…. y el huevo cósmico vaginal me lo corroboró.

En aquel entonces me dedicaba a la cultura y las artes, mi mundo estaba lejano de todo lo que buscaba mi corazón… y cuando decidí dejar de ser quien no era, entonces todo llegó a mí como por magnetismo: la copa menstrual, las demás formas ecológicas y alternativas de higiene menstrual, las diferentes opciones de nacer, el camino de la partería y el de ser doula, así como el huevo yoni. La cuestión es que este último fue lo primero que vino a mí, y después se fueron abriendo todas las demás ventanas de lo que llamo “Los caminos de la vagina”.