Mitos Y Leyendas De La Caza En Espera

Partamos de la base de que en esto de la caza no existe la verdad absoluta. Ni en esto de la caza ni en nada. O en casi nada. Cualquier afirmación categórica puede ser desmentida o revocada en un momento dado; de hecho, esto mismo que acabo de decir puede ser fácilmente puesto en entredicho…

- La Sanchez

Pero como ni el perio-dismo ni la caza son ciencias exactas, nos podemos otorgar la licencia de sentenciar cuanto nos venga en gana, de enumerar cuantas reglas creamos ciertas, dando por buenas las excepciones que las confirman, excepciones que, además, forman parte intrínseca de la caza, sin las cuales ésta perdería buena parte de su gracia.

Porque de todos es sabido que no se pueden matar tres perdices de un tiro en ojeo, aunque desde el momento en el que lo vi con mis propios ojos debería decir que sí, que se puede, pero sólo igual que se puede ganar el Gordo de la Lotería por la mañana, â™â¯ y el premio extraordinario del Euromillón por la tarde.

La caza, como tradición ancestral que es, cuenta con un buen número de mitos, de leyendas, de fábulas, de invenciones, un buen número de sentencias de dudosa veracidad, no ya tanto por el hecho de ser contrarias a lo que afirman, sino más bien por el carácter tajante, categórico y terminante de las mismas.

La caza de cochinos a la luz de la luna no está ni mucho menos exenta de dimes y diretes, algunos de ellos de exigua credibilidad. Otros, sin embargo, tienen su razón de ser, al menos en determinadas situaciones, en determinados lugares, en determinados momentos. Vamos a analizar a continuación algunos de ellos y a determinar si se les puede considerar como mito, como leyenda o como realidad.

LOS BUENOS GUARROS NUNCA SALEN A LO LIMPIO