MAYELA RUIZ

Lo que comenzó siendo un espacio para vivir, se ha convertido en un laboratorio personal de experimentación y expresión personal. Es justo en mi casa donde realmente puedo estudiar la percepción de los espacios y tener una crítica objetiva.

“LA PALETA DE COLOR SURGIÓ DE VARIACIONES DE LOS PRIMARIOS: ROJO SANGRE, VINO, ACENTOS ROJO PRIMARIO Y TOQUES NARANJAS; AMARILLO MOSTAZA, PISOS DE LAMINADO EN MADERA DE ROBLE Y AZULES SUCIOS”.

Vivo en un pequeño departamento construido en 2002, de techos altos, donde precisamente el color es prota-gonista: los plafones y muros del living, donde está situada la sala y comedor, son rojo sangre, mientras que el resto del departamento -por ahora- son de azul sucio invernal, que propicia más al descanso y la relajación.

Por su orientación y al estar en un cuarto piso, la luz intensa y dorada del sol inunda todo el espacio por las tardes, creando todo un espectáculo de luces y sombras. El resto del día, la iluminación natural no es suficiente, por lo que las lámparas de acento han sido un complemento imprescindible; mis favoritas son una lámpara Fase verde que traje del Rastro de Madrid y una de mesa, roja ochentera, de la Lagunilla en CDMX.