Put Your Head On My Shoulder Pad
Harper's Bazaar en Español|Octubre 2017

En los años 40 fueron sinónimo de fuerza; en los 80, de poder, y, hoy, las hombreras, además de lo anterior, representan una parte muy importante del camino que está tomando la moda hacia su siguiente gran momento.

Antonio Gonzalez De Cosio
Put Your Head On My Shoulder Pad

Donna Karan dijo alguna vez: “El secreto de una buena chaqueta está en los hombros”, y estaba en lo cierto: ahí es donde se colocan los cimientos en los que se edificará la prenda y de ello depende que el resultado sea una covacha o el Empire State Building. La aparición de las hombreras en las chamarras femeninas surgió en 1945, después de la Segunda Guerra Mundial. Ante la carencia de materiales para ornamentarlas, se recurrió a este elemento para darles mayor personalidad –pues se solían combinar con faldas rectas bastante sencillas– y, además, para dotarlas de un aire masculino y menos delicado. La guerra había fortalecido a las mujeres, y su outfit tenía que demostrarlo. Y, a pesar de que con su new look del 47 Christian Dior devolvió la feminidad y gracilidad a la ropa del género, las hombreras se quedaron, ya que se descubrió en ellas una nueva manifestación estética.

En los años 80, regresaron para dotar a la mujer de una armadura que, al igual que los jugadores de futbol americano, les ayudaran a embestir al sexo opuesto para pelear por oportunidades laborales e igualdad. El power suit hacía su aparición, y féminas de car - ne y hueso, como Margaret Thatcher, o de ficción, como Tess McGill en Working Girl –interpretada por Melanie Griffith–, hicieron de él su bandera y quisieron comerse al mundo con la cabeza bien colocada entre un par de enormes y impo - nentes hombreras.

この記事は Harper's Bazaar en Español の Octubre 2017 版に掲載されています。

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