El lifting no es lo que era

Son menos agresivos, con periodos de recuperación más cortos y resultados más naturales. Corregir el óvalo del rostro quita diez años de encima y los pinchazos, si hay flacidez, no funcionan. Sin perder el respeto a la cirugía, puede ser la solución.

- Por Marta Bonilla. Fotos por Paul Wetherelland and Trunk Archive

NATURALIDAD

La doctora Gema Pérez Sevilla lo llama Positive Face: «Transmitir que cada persona tiene un rostro y podemos mejorarlo, pero respetando sus facciones. Y que cada una tiene libertad de hacerse una cirugía y verse mejor, sin ser juzgada por ello ni esconderse».

No ha derribado tabús, como ha hecho la medicina estética. En cualquier reunión de amigas se habla sin tapujos de bótox, hialurónico, hilos o plasma como el santo grial del rejuvenecimiento. Pasar por el quirófano es otra historia. Impone, lógicamente, más respeto y acarrea una fama de cirugía agresiva, con un largo periodo de recuperación y resultados poco naturales, que dejaban caras inexpresivas y frentes muy despejadas, que ya no se corresponden con la realidad. «El concepto de estiramiento de piel ha muerto. Hoy en día, el lifting se concibe como un tratamiento en el que se reponen los tejidos caídos, los músculos se recolocan... Esto es un cambio muy importante porque nos permite alcanzar la naturalidad», explica la doctora Gema Pérez Sevilla, que desde su cuenta de Instagram muestra antes y después, «en los que se ve el cambio de rostro, quita el miedo a los pacientes y normaliza el hacerse un lifting». «Se trata de conseguir que las personas recuperen la fisonomía que tenían ocho o diez años atrás, manteniendo sus rasgos identitarios y que, por supuesto, a partir de ahí, envejezca como lo hubiera hecho sin lifting de por medio», explica el doctor José Luis Martín del Yerro.

DONDE NO LLEGA LA MEDICINA ESTÉTICA