FRITO

Evita estas 7 causas de desgaste laboral y disfruta del éxito bajo tus propios términos.

- David Ferry

--  El parteaguas para Steve Blank llegó un viernes por la tar

de en una junta de ventas. Había estado dividiendo su tiempo entre dos trabajos de tecnología en Silicon Valley, uno para una compañía en las afueras de Palo Alto en el que daba servicio de defensa e inteligencia a las comunidades, y otro en el que trabajaba para un productor de microprocesadores llamado Zilog. Era bueno en su trabajo –incluso era necesario. Pasaba seis o siete días a la semana trabajando 16 horas y aceptaba llevar ese horario tan intenso.

En la junta de ese viernes “a tres cuartos de mi semana laboral”, como lo explica Blank, un colega le recordó que estaban por venir unas clases que él tenía que impartir. “El demonio está en los detalles”, comentó el colega. Blank asentó y respondió con un chiste: “lo tengo bajo control, siempre y cuando el demonio no sea un SS-18”. (Se refería a una máquina rusa ICBM apodada “Satán”). Esperaba tener como respuesta alguna risa, pero Blank solamente recibió miradas de incomprensión. Extraño, pensó. Luego se dio cuenta: no eran esos compañeros de trabajo. No estaba en las oficinas que pensaba. Estaba en Zilog y, para su horror, se dio cuenta de que no recordaba haber conducido en la ciudad para llegar ahí ni de haber saludado a sus colegas, ni tenía idea de cómo había sido la mayor parte de su día. Más tarde, Blank salió de su junta y se sentó en su oficina, confundido.

“Este fin de semana, tómalo con calma”, le dijo el vicepresidente de ventas. “Te ves un poco agotado”.