¡WoW! ¡Woohoo! ¡¿Qué?!

Te contamos cómo un Tipo normal dejó el mundo corporaTivo y creó una vida para sí mismo que podría describirse con Tres palabras: verano sin fin. 

- Austin Murphy

Desde hace cinco meses, Robert Field era el orgulloso dueño de un kayak y lo había usado sólo dos veces en el mar. En ambas ocasiones, se había unido a un grupo de pescadores más experimentados para internarse 6.5 kilómetros en el Golfo de México, donde el agua era plana como un estanque y los peces prácticamente saltaban sobre la pequeña embarcación. “Estaban picando como locos”, dice Field. “Y mientras tanto yo pensaba, ‘esto de pescar lejos de la costa, todo el mundo actúa como si fuera muy difícil. Claramente tengo talento natural’”.

Durante su tercera expedición, decidió aventurarse solo desde la costa de Galveston, Texas para pescar tiburones. Sin importarle el viento y las condiciones del agua, Field se internó en el océano. De pronto, un tiburón punta negra mordió el anzuelo y arrastró a Field a lo largo de dos kilómetros. Cuando Field dejó ir al animal, se dispuso a remar de vuelta a la orilla. Se encontraba inclinado en una dirección del kayak cuando una ola golpeó el otro costado, lanzándolo hacia el agua junto con toda la carnada. Fue así como Field se encontró “rodeado de sangre e intentando nadar en aguas infestadas con tiburones”. Intentó, en vano, voltear el kayak mientras mantenía sus rodillas pegadas al cuerpo. Al encogerse, esperaba que los tiburones no notaran su presencia. Una tormenta tropical se estaba formando y el agua lo jalaba con fuerza. “Las corrientes en este sitio son una locura”, dice. “Me aferraba a un kayak de 2,500 dólares repleto de equipo, pero pensé ‘al diablo, no quiero morir’ y comencé a nadar hacia la costa”.