SOY UN HIJO DE DIOS

Pastoreando a los niños de manera inclusiva y con propósito

- Amber Payne

No creo que pueda explicar adecuadamente cuánto amo pastorear a los niños. Amo ver sus rostros cuando la luz de Dios abre sus ojos. Mi corazón rebosa de gratitud porque Dios me tomó en cuenta al escogerme para ayudar de alguna manera a moldear sus caracteres. Grito de alegría cuando los veo recordar la letra o hacer los movimientos de una canción que refuerza la verdad de Dios en su adoración. Recibir sus abrazos después del servicio y escucharlos compartir con sus padres todo lo que aprendieron sobre el Salvador es algo incomparable. ¿Habrá algo mejor o más satisfactorio que usar los dones que Dios le ha dado para inspirar a un niño por la eternidad?

La eternidad de un niño es exactamente la razón por la cual es tan importante que los pastores tomen tiempo para pastorear a los niños de sus congregaciones, y no simplemente delegar esa responsabilidad al departamento del ministerio de niños. Cuando un pastor se dedica a ministrarle a los niños está impactando generaciones de evangelistas, diáconos, pastores, adoradores, ayudantes y amadores de Dios. Los niños jamás conocerán todo su valor si nosotros limitamos su experiencia de la iglesia y el cuerpo de Cristo a un salón el domingo por la mañana.