El Pardito, una isla poco común

Nos encontramos en esta isla, que tiene la peculiaridad de ser una de las pocas habitadas en el Golfo de California. Es muy pequeña y la vista desde la cima es espectacular: al norte se ve la gran isla San José; al sur, la de San Francisquito; y frente a mí, se extienden los acantilados de la costa de Baja California.

- Por Claudio Contreras Koob

Me encuentro en una panga rodeado de aguas turquesa. Como no hay una sola nube en el cielo, puedo disfrutar del sol después de haber estado esnorqueleando en las frías aguas que nos rodean. Mi capitán, José Luis Cuevas Collins, me pasa mi plato de comida en una vajilla nacarada, nada menos que hecha de concha de callo de hacha. En este rincón del Golfo de California sacan con visor y aletas, además de cuchillo y gancho, callo de hacha, almeja reina (que es como la chocolata, pero con la concha más roja), madreperla y caracol burro, todo para su consumo.

En el trayecto, me cuenta Mayel, hermano de José Luis, que el primero en llegar fue su “tata” Juan Cuevas Ramírez, “El Juancho”, quien nació en 1901. A los 23 años se vino a El Pardito, prefiriéndola porque –a diferencia de San José y San Francisquito, que tienen humedales– aquí no hay jejenes.

Nos vamos a dormir temprano, dado que mañana nos espera un gran día: visitaremos uno de los sitos más hermosos que sobresalen de estas aguas, en la isla San José.

Punta Colorada

Amanezco en un lugar soñado: Punta Colorada, en la parte este de isla San José. Se llama así porque las rocas sedimentarias que aquí se observan son de color rojizo y más aún con los primeros rayos de la mañana. Camino y los diferentes estratos van dejando ver sus tesoros: almejas y galletas de mar fosilizadas, huesos de ballena y caparazón de tortuga de otras épocas.