Los nuevos reyes de Dinamarca: un cuento de hadas con un final incierto

Tras dos décadas de matrimonio, con sonadas crisis a sus espaldas, afrontan sureinado juntos pero, ¿no revueltos?

SE conocieron durante los Juegos Olímpicos de Sídney del 2000 y, según los presentes, entre los que se encontraba el Rey Felipe, la chispa entre ellos surgió de inmediato. Mary Donaldson (51) era una joven australiana, licenciada en Comercio y Derecho, que trabajaba como publicista y Federico (55), un atractivo príncipe heredero con fama de díscolo que no tenía nada claro si deseaba asumir la responsabilidad para la que estaba llamado.

Ninguna de sus anteriores novias habían sido del agrado de su madre, la reina Margarita (83), y a Mary, extran jera y de origen plebeyo, también le costó ganarse el beneplácito de la reina.

Y llegó la boda

Sin embargo, esta vez, Federico parecía estar muy seguro y pronto se pudo comprobar cómo encarrilaba su vida y mantenía una relación sentimental estable en la distancia. En cuanto a ella, por más que se investigó, no se encontró ningún signo de pasado oscuro y sí una clara voluntad de prepararse a conciencia con el objetivo de convertirse en la princesa que se esperaba de ella.

La boda tuvo lugar en la catedral de Copenhague, el 14 mayo de 2004, con apenas unos días de diferencia con la de los Reyes de España, Don Felipe y Doña Letizia.

Papel impecable