Juan Manuel De Prada

Los seguidores de Juan Manuel de Prada (Baracaldo, 1970) ya conocen al escritor Alejandro Ballesteros, ese personaje emblemático, alter ego del autor, que apareció en novelas como La tempestad o Mirlo blanco, cisne negro. Ahora, Ballesteros regresa en Lucía en la noche (Espasa) reconvertido en un novelista en horas bajas que cierta noche conoce a una misteriosa muchacha llamada Lucía. Gracias al amor de esta joven, Ballesteros emergerá de su espiral autodestructiva... Hasta que Lucía desaparecerá en un extraño accidente aéreo. Ballesteros iniciará entonces una búsqueda entorpecida por pistas inexplicables y apariencias remotas.

Cada vez resulta más difícil encuadrar las novelas en una etiqueta concreta... ¿Lucía en la noche es una novela negra con todas las características de este género?

No sé si es una novela de género al uso. Yo discreparía en catalogarla como novela negra. Es decir, le pondría mejor la etiqueta de novela de intriga a la antigua usanza. Desde luego, rechazo el término thriller, porque este término tira más hacia el contubernio político, las conspiraciones, la tecnología... Todas esas son cosas que me marean un poco. En mi novela, el misterio nace de la identidad de un personaje, en este caso Lucía.

¿Hasta qué punto esta novela posee tintes autobiográfi cos?

El personaje de Lucía redime al escritor, y en este sentido sí tiene muchos componentes de mí mismo. Es decir, la novela es autobiográfica en el sentido en que cuento un drama espiritual que formó parte de mi vida. Yo pasé por la misma etapa que Ballesteros. Tras el éxito estrepitoso de mi juventud no encontraba ya alicientes para escribir y caí en un cierto deterioro, un hastío vital durante el cual, por cierto, engordé masivamente. Fuimos toda una generación de escritores lanzada de golpe a la fama y luego rota. Y en mi caso, también como en el de Ballesteros, hubo un renacimiento vital en el que participó una mujer. De forma que la escritura de Lucía en la noche me ha conmovido mucho, porque hay sentimientos reales y experiencias propias. Otras cosas no, es decir, el resto de la peripecia de Ballesteros es ficción... O casi, porque parte de un hecho real que me contaron.