En cuanto sale el sol, me escondo entre mis cobijas. Si no tengo opción y debo salir, todo es raro: guardo la cafetera en el refrigerador y me pongo los pantalones al revés. Por la noche, puedo correr completo todo un maratón y escribir hasta el final una novela… no sería muy buena, aunque al menos la acabaría. Como una de cada cuatro mujeres, soy una noctámbula. Como un búho pero con menos plumas.
Cuando hice home office, no implicaba ningún problema para mí. De lunes a viernes escribía por las tardes, sin distracciones de correos. Los fines de semana era la última en irse de las fiestas. Pero a principios de este año, conseguí un trabajo Godín con un horario de 9:30 am a 6 pm y me sentía miserable. Así que cuando leí acerca de este régimen que podía convertirme en una morning person*, quería averiguar de qué se trataba.
El plan, diseñado por expertos de las universidades de Birmingham y Surrey en el Reino Unido, y Monash en Australia, buscaba adelantar dos horas los relojes corporales de las personas. Después de tres semanas, los pacientes noctámbulos, según ellos, podrían enfocarse mejor en las mañanas, se sentirían más despiertos durante el día y con mucho menos estrés. Porque por mucho que me gusten las noches, simplemente ellas no corresponden con el mismo cariño. Hay estudios que demuestran que los noctámbulos tenemos mayores riesgos cardiacos, somos más propensos a la diabetes y a problemas de salud mental. ¿Realmente podría cambiar una costumbre que llevaba practicando toda mi vida? Era momento de descubrirlo.
Semana 1
Denne historien er fra Marzo 2020-utgaven av Cosmopolitan en Español - México.
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