Mi Vida, Mi Estilo

El colorido hogar en Islington de la artista Annie Morris es una evidente demostración de su creatividad.

- Lucy Halfhead

Percibo una extraña sensación de familiaridad cuando llego a la residencia georgiana de An-nie Morris al norte de Londres, y me recibe en su sala llena de incontables pinturas, esculturas e ilustraciones. Desde el 2010, la casa ha pertenecido a Annie y a su esposo Idris Khan, dos de los artistas contemporáneos más exitosos de Gran Bretaña, y a sus hijos, Maude y Jago. “De hecho la renovamos usando los interiores de Charleston como inspiración”, confiesa. “Visité la propiedad cuando era pequeña y quedé maravillada por los dibujos que cubrían las paredes, las chimeneas y los marcos de las ventanas”.

Definitivamente, el Bloomsbury Group aprobaría este escenario. En una esquina están un par de sofás personalizados de Ikea, cuyos cojines han sido bordados con imágenes extravagantes. “He hecho muchas cubiertas adicionales que pueden mezclarse entre ellas. Las intercambio todo el tiempo”, dice. Hay una pintura de Raqib Shaw encima de la cornisa, una obra fotográfica de Khan en el pasillo y una de las esculturas Stack de la misma Morris, esferas de yeso en tonos vívidos ultramarinos, verdes esmeralda y ocres apilados en tótem, de los cuales la mayoría están actualmente instalados del otro lado del Atlántico para su primera presentación individual en la galería Timothy Taylor en Nueva York. “También conseguimos esta figura de Tal R que Victoria Miro nos regaló en nuestra boda y que a los niños les fascina. Al momento de que traen a sus amigos escucho que siempre les dicen: ‘Por favor, no toquen ninguna pieza de arte’”.