La Caza En El Celo De Monteses, Rebecos, Muflones Y Arruis

Llega el otoo en su plenitud y comienza el cambio de color en nuestros montes de hoja caduca. Se tien de amarillos y rojos las hojas de robles,hayas, chopos y otros rboles. Con la llegada de noviembre era normal que llegaran las primeras nieves a las cumbres de nuestras sierras, cambiandoan ms si cabe el paisaje y las costumbres de los animales que all habitan, aunque ltimamente esas nevadas se retrasan. De cualquier forma, ahora es tiempo de caza en celo de machos montes, rebecos, muflones y arrus.

- Rafael Centenera

Pero no es este un artícu-lo loando las bellezas de nuestras sierras cuando la cornicabra viste de rojo los encinares o los montes de pino se intercalan con el amarillo de los álamos. Es un artículo para hablar de la inmensa suerte que tenemos los recechistas cuando llegan con esos fríos los calores de las cabras, rebecos, muflones o arruís que incluyen a las especies cinegéticas de la familia caprinae en España. En efecto, con el final de octubre y el comienzo de noviembre, estos ungulados entran en celo. Lo primero que ocurre en todos ellos es que los machos abandonan los hábitos solitarios o de grupo de machos solteros para reagruparse con las hem bras y formar grupos de cópula. Hasta octubre, las hembras andan separadas con sus crías del año y los machejos jóvenes, mientras que los machos adultos andan solos o en toradas con animales de su misma edad. Estas toradas suelen ser muy esquivas y por ello, la caza de machos fuera del celo se complica. Por el contrario, cuando arrancan los calores del celo, machos y hembras se juntan y a estos no les queda más remedio que andar por donde anden éstas. Como las hembras son menos asustadizas, los machos se vuelven vulnerables. Y es esa bajada de la guardia que trae consigo el celo la que debemos aprovechar y agradecer los cazadores enganchados al rececho.

MONTESES