SALUD EN EL MAR

Además de la importante vitamina D, un día de playa bien vivido permite relajarse y revitalizar todo el organismo. (Este artículo no contiene consejos relacionados con epidemias y contagios de virus. En Integral animamos a reforzar las defensas y evitar todo tipo de contaminación).

- LAURA TORRES

Disfrutar de un día de playa puede convertirse en un bálsamo para el cuerpo y en una inyección de vida para el alma. Si no nos lo impiden las restricciones por el coronavirus, el mar se convierte en una de las opciones más apetecibles para relajarse, gozar del tiempo libre y cargarse de energía para toda la semana.

Si sabemos disfrutar de ello, sentiremos el placer del sol brillando en lo alto, el azul del cielo, el rumor de las olas, el contacto de los pies con la arena, el frescor de un agua que viene y va, incontenible y misteriosa en su fondo, la brisa y el sabor de la sal... ¿Podemos sentirnos más agradecidos de poder experimentar estos pequeños milagros?

Más salud

El entorno marino nos sorprende además por sus virtudes terapéuticas, utilizadas por el hombre desde antiguo y recogidas hoy en día por la talasoterapia, una práctica natural basada en la utilización del agua de mar, los lodos, los fangos marinos y las algas para aliviar y curar un buen número de dolencias.

Las técnicas de talasoterapia se imparten en los balnearios y centros de salud que recogen el agua de mar a más de mil metros de la orilla, la depuran y la esterilizan para aplicarla en diferentes tratamientos, aunque en el medio natural podemos disfrutar a nuestro aire y sin límites de todos estos beneficios.

El simple hecho de zambullirse en el agua hace que la temperatura corporal se modifique, que varíen el volumen sanguíneo y linfático y las secreciones hormonales; que el sistema nervioso se estimule y que los músculos se sientan masajeados; pero, además, la piel absorbe los iones minerales del agua, que penetran en el organismo difundiéndose rápidamente y haciendo posible una remineralización sutil del cuerpo.