Galardonado con el premio Benois de la Danse, el llamado Óscar de la Danza, otorgado al mejor bailarín del planeta.
Tengo recuerdos muy vivos en el patio de mi casa haciendo ballet con mi papá. Me acuerdo de un escenario improvisado que puso en mi jardín y presenté una pieza para los vecinos. Más adelante, recuerdo cuando competí en República Dominicana a los 18 años. Presenté una pieza mezclando karate con ballet. En aquella época hacía taekwondo, y me pareció una buena transición.
Somos 11 hermanos y todos bailamos en algún momento de nuestras vidas, aunque algunos tomaron otros caminos. A mí me conquistó el ballet. Me obsesionó la mecánica, la técnica, y a mi hermano Esteban también. Fuimos los que nos metimos de lleno.
Yo me encontré con un panorama distinto al de cualquier niño mexicano que quiere dedicar su vida al ballet o a las artes. Tuve el apoyo de mis padres porque los dos son exbailarines y mi papá era mi maestro. Sentía que era algo normal que compartíamos todos, y pude pasar un tiempo especial con mi papá.
Denne historien er fra Diciembre 2018 - Enero 2019-utgaven av Esquire Latinoamérica.
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