Poncho no sigue a los demás

La mayoría de la gente tiende a instalarse en su pasado como si fuera un sofá, pero está claro que Poncho supo meter freno de mano y redireccionar su vida y su carrera, aprovechando lo ya recorrido… antes de que fuera demasiado tarde.

- Por Martha Debayle. Fotos Ximena del Valle

Poncho llegó casual y sonriente al San Ángel Inn, de barba tupida para “no verse tan chavito” a la hora de interpretar a Keating en La sociedad de los poetas muertos, obra que también produce. Empezamos la plática presentándonos, hablando de moi, cada uno con su Coca y un plato de papas que él no tocó y yo me devoré. Todo fluyó tan rápido que en tres minutos ya estábamos metidísimos en el tema: tu pasado, tu trampolín. (Les confirmo: sí, sí es guapo, pero lo más guapo de Poncho es que no parece muy interesado en su belleza. Cool).

Continuando con el tema, estamos todos claros de que somos el resultado de nuestro pasado, por eso, negarlo es un desperdicio y aferrarnos a él, la pérdida más grande de la oportunidad de un mejor futuro. La gracia es hacer una pausa necesaria para evaluar lo aprendido, recalcular, redireccionar y catapultarnos hacia lo que sigue. Eso es lo que hizo Poncho, y entre muchos aprendizajes, el más importante: decir “no”. “Te acostumbras tanto a decir ‘bueno, voy’, ‘bueno, ok, voy para allá’, que cuando empiezas a pensar un poco más tus decisiones y el camino al que te quieres dirigir, primero tienes que parar ciertas cosas en seco”.