Una Alfombra Voladora

EL LUJO FLOTA HACIA NUEVAS ALTURAS CON EL PHANTOM VIII DE ROLLS-ROYCE

- Robert Ross

En medio de un mundo efímero de modas pasajeras, comida chatarra y noticias falsas, el nuevo Rolls Royce Phantom es un fiel ejemplar de tradición, calidad y autenticidad. El nombre, relacionado con un fantasma o espíritu, no es nada nuevo. De hecho, se trata del nombre más viejo en la industria automotriz. El primero fue creado en 1925, y muchos de esos primeros modelos aún funcionan a la perfección. A casi un siglo de su patriarca, el Phantom 2018 abandera la octava generación de la insignia, saluda al pasado y redefine el futuro del lujo como sólo RollsRoyce puede hacer.

Con paciencia única, la fábrica inglesa es todo menos precipitada: no es que cada año Rolls-Royce lance un nuevo modelo; de hecho, la última vez que un Phantom de estreno salió a la luz fue en 2003. El Phantom VII llegó a reemplazar al Phantom VI que había sido develado 35 años antes. El Phantom VII cambió la jugada para Rolls-Royce, que adquirió BMW en 1998. Comprometida a convertirse en una marca moderna y a operar de manera autónoma (pese a que es financiada por sus padres alemanes), Rolls-Royce construyó una fábrica de vanguardia en Goodwood en West-Sussex, Inglaterra, donde se dedica a crear un nuevo referente de lujo. El Phantom VII fue precisamente eso: reflejaba un diseño llamativo y hacía uso de tecnología de punta, al tiempo que preservaba un carácter de viejo mundo en piel y madera que los ingleses logran como nadie más.