Seúl y su RUTA de la BELLEZA

La capital de Corea del Sur es imponente, pero, además de sus extraordinarios escenarios, hay una razón por la cual querrás conocerla: es un paraíso para quienes gustan de la cosmética coreana. Te decimos cómo es estar en el corazón de esta industria.

Al entrar al hanok en el que mis amigos y yo pasamos nuestros días en Seúl me torcí el tobillo. “Déjame ayudarte”, dijo T., quien me había visto sufrir todo el trayecto desde el famoso distrito Myeong-dong hasta el barrio antiguo de Jongno-gu. El camino nos había tomado media hora, pero para mí había resultado un tormento. Iba cargando una duffel bag atiborrada de compras que me habían parecido irresistibles: mascarillas, cremas, bálsamos para labios y hasta shampoos. Rechacé la ayuda de T. bajo una actitud mártir de aceptar las pésimas o increíbles decisiones financieras que había hecho esa tarde, abrí una cerveza Hite y me puse una de mis nuevas mascarillas, ‘obligando’ a mis amigos a hacer lo propio.

Así que ahí estábamos, exhaustos de un viaje que llevaba casi dos semanas, sentados en el patio de una casa con una arquitectura típica de la época de los Tres Reinos (57 a.C.-688 d.C.) que encontramos en Airbnb. A pesar de lo tradicional de la vivienda, con su terraza interior cuadrada y sus yo en lugar de camas (iguales a los tatamis japoneses, esteras que se colocan en el piso para dormir sobre ellas), todo al interior estaba lleno de gadgets inteligentes, una combinación contrastante, pero frecuente en Seúl, en el que magníficas obras de arquitectura contemporánea se distinguen del esplendor de sus templos milenarios.

La vida seulense