Un ícono latino, femenino y poderoso

CHICA DE PORTADA Arriba: look de DIOR HAUTE COUTURE; oras de KATE CATE; anillos de BULGARI y MESSIKA.

UNA DE LAS PARTES favoritas de mi trabajo, es escoger a una protagonista de portada. Con eso me refiero a todo lo que implica llevar una portada con éxito hasta el final; lo disfruto muchísimo. Es cierto que la mayor parte del camino puede ser estresante, pero desde que tenemos un Entertainment Director para Vogue, Sergio Kletnoy, puedo hacer lo que más me gusta, que es crear imágenes. Estemes es particularmente especial porque nuestra portada, como ya habrás visto si llegaste hasta aquí, es Jennifer Lopez, una de las superestrellas latinoamericanas más reconocidas en el mundo.

Recuerdo la primera vez que vi a Jennifer Lopez en pantalla, en Out of Sight (1998), con George Clooney, y luego en Selena (1997): en ese momento, algunos se cuestionaban sobre cómo una mujer con raíces puertorriqueñas sería la protagonista de esa historia, pero al ver su talento y gran performance, lo que logró con esa historia fue ganarse el cariño de los latinos. Su poder era evidente y fue sólo cuestión de tiempo para que se convirtiera en la estrella que es hoy, no sólo como actriz, sino también en la música, como productora y, por supuesto, como madre. Ella ha abierto las puertas y derribado los muros para allanar el camino de muchas latinas en la industria del entretenimiento. Un ejemplo o varios de ellos son sus películas, una que recuerdo vívidamente es Maid in Manhattan (2002), siempre la disfruto cada vez que la veo. Pero fue con The Wedding Planner (2001) -otra gran película sin duda- cuando rompió el molde de las comedias románticas.