Ingrid García JONSSON

ESTÁ CRECIENDO. LA ACTRIZ, AMIGA DE LA CASA DIOR, AFRONTA SU PRIMER TRABAJO COMO DIRECTORA Y ACABA DE RODAR EN INGLES SU PRIMER PROYECTO INTERNACIONAL.

- ESTER AGUADO

Siempre llega a cara descubierta: sin representante, sin cuestionarios previos y en patinete eléctrico. En ella no hay trampa ni cartón: solo una personalidad magnética y unas ganas tremendas de trabajar. Esta primavera ha estrenado "Veneciafrenia", un duro thriller de Álex de la Iglesia; una comedia, "Camera Café" y una interesante y desencantada reflexión sobre su generación –en Blanca, su personaje, hay mucho de ella misma–: "Nosotros no nos mataremos con pistolas", de María Ripoll. «Busco variedad. Si dos proyectos se parecen mucho, si puedo, no los hago. Tengo la suerte de que la industria no consigue colocarme en un lugar y, de alguna manera, se me permite optar a un abanico de películas que es bastante amplio», explica la actriz. Pero lo que más le apasiona son sus próximos proyectos: acaba de rodar su primera película internacional en Budapest, una ventana que no esperaba abrir tan pronto; además, ha conseguido agentes en Suecia y empieza a rodar una cinta francesa. Y sí, le han encargado dirigir un documental sobre gente joven y estilos de vida: así que se estrena como realizadora y está entusiasmada: absorbiendo y aprendiéndolo todo, con esa energía tan bonita que irradia. ¿Su próximo paso? Reunir a su familia en Navidad para dirigir, por fin, su primer largometraje. Pero tampoco quiere forzarlo: si viene rodado, lo hará. Ya sabe que, en el inestable mundo de la ficción, el universo tiene la última palabra. Y también reivindica su derecho a equivocarse.