El Proveedor Del Hogar

Hace 15 años, Koblenz apostó a la producción de estufas para robustecer su línea blanca. Actualmente, el segmento aporta 60% de los ingresos de la compañía mexicana.

- Víctor Lomelí Ángeles

Una gran prensa mecánica de 800 toneladas resalta al ingresar a la planta de Koblenz, en Cuautitlán Izcalli. La máquina tiene unos ocho metros de alto y es la clave para fabricar la base de las lavadoras y la cubierta superior de las estufas que la compañía mexicana produce en ese lugar.

Sin ella, la producción de estos bienes simplemente no sería posible. “Si se para tenemos que ir corriendo a buscar dónde fabricar afuera”, admite Alejandro Gómez, director de Operaciones de la planta.

Calcula que la prensa puede costar hasta 1.5 millones de dólares. La compraron hace más de 12 años debido a que el aumento en la producción implicaba tener mejor controlado el suministro de las piezas que antes fabricaban fuera de la planta. En 2004 la compañía mexicana, fundada en 1959 con capital suizo, ingresó en la producción de estufas. El catálogo inicial tenía cuatro modelos y hoy son 35, según Cristina Castellanos, gerente de Línea Blanca. “Eso sin contar los que han sido descontinuados”, cuenta.

La compañía tiene un fuerte arraigo en bienes de aspirado e hidrolavadoras. En este último, la empresa –según Héctor Lara, de mercadotecnia– ocupa el segundo lugar del mercado, y el primero en soluciones de energía. “Casi siete de cada 10 productos de energía son nuestros y lo mismo en aspiradoras”, afirma.

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