Es el últ imo lugar donde imaginé que vería una revolución, pero mientras me desplazo por mi feed en redes sociales me doy cuenta de que los vientos del cambio están moviéndose….
Las interminables fotos de los cafés rosas de Londres, donde pagas demasiado por cupcakes, siguen estando ahí, pero algo falta. ¿Dónde están los videos de adolescentes llenas de base, usando utensilios de la cocina para convertir sus caras en pasteles? ¿Por qué ya nadie está enseñando cómo aplicarse una botella completa de makeup en la cara? Y –no es que me esté quejando–, pero ¿cuándo dejaron las personas de borrarse todas las imperfecciones con Facetune? De la noche a la mañana, nuestros estándares de maquillaje cambiaron completamente y, en su lugar, un nuevo régimen de belleza ha surgido: conoce a los skinfluencers.
Piel increíblemente radiante, poros que no se ven, cantidad correcta de cejas gruesas y sin signo alguno de maquillaje; se toman fotos después de bañarse (con la toalla de turbante intacta) y llenan sus caras de mascarillas, sin tener base puesta; sus tocadores gritan bajo el peso de todos los productos de Glossier y sus feeds de selfies parecen salidos de una tienda de Sephora. ¿Realmente esta nueva casta de influencers –sí, aquellos que aman publicar fotos de sus rutinas vespertinas y matutinas – son una revolución en contra del “Insta-glam”? O, ¿estas amantes del cuidado de la piel, son el nuevo demonio disfrazado? A primera vista, no estoy tan segura.
LA MUERTE DEL GLAM
This story is from the Septiembre 2020 edition of Cosmopolitan en Español - México.
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