La Importancia De Conocer Las Reacciones De Las Reses

Llega octubre y con él las monterías entran ya en plena velocidad. En septiembre los hay que ya habrán participado en alguna batida, pero no será hasta este mes en que empieza la juerga de verdad. Y en este número nos vamos a centrar en la importancia de conocer las reacciones de las reses cuando realizamos los tiros desde los puestos, algo que nos puede ser muy útil evitar dejar animales muertos o heridos en el campo.

Si hemos sido diligentes, ha-bremos pasado por el cam-po de tiro y habremos pues-to a punto nuestro rifle para asegurarnos de que apunta donde dice el visor. Lo suyo para montear es ponerlo a 100 metros, que nos asegura un blanco a cualquier distancia de tiro habitual en montería. Por supuesto que en muchas ocasiones podremos tirar a distancias de vértigo en testeros o en siembras aledañas a la mancha, pero lo habitual es tiros en cortaderos a distancias que rara vez deben superar esos 100 metros. Los más ordenados habrán pasado revista a todo lo que debe uno llevarse al puesto y podrán reponer con tiempo todo lo necesario. Mejor revisar esos archiperres unos días antes de la primera montería y tenerlo todo almacenado junto, para no tener que lamentar el llegar al puesto sin alguna cosa importante.

Pero este artículo no va de lo que hay que llevar al puesto, sino más bien de lo que uno debe tener en cuenta cuando dispara sobre una res y cuál es su reacción. Un equipo a punto es esencial, pero más importante si cabe es saber disparar y entender qué ha pasado con nuestro disparo. De nada vale tirar bien si luego no sabemos interpretar las reacciones de las reses a los tiros y dejar que se vayan sin cobrar o incluso perder el tiempo cuando no las hemos rozado. Vaya por delante que creo firmemente en que vale más una bala bien puesta que una ráfaga de metralleta disparada al azar para ver si “acertamos”. Así que es mejor no tirar una res que meterle balas sin pensar. Cuando nos rompe un jabalí en el cortadero, primero hay que centrarlo en la mira, luego correr la mano y tan solo cuando ya llevamos ritmo podremos apretar el gatillo sin dejar de mover el arma. Tirarlo nada más romper o hacerlo esperando en un punto fijo es garantía de fallarlo.