Espíritú de León

Hombres duros hay muchos; también los hay musculosos y barbudos. ¿Pero a cuántos conoces que tengan convicciones que vayan a juego con esa imagen? Eso es mucho más difícil de encontrar. Este mes conversamos con un hombre que desafía las convenciones y marcha al ritmo de su propio tambor; un tipo rudo pero, sobre todo, auténtico.

- Por Victor Martinez. Pepe Escárpita

¿CÓMO LUCE UN VERDADERO HOMBRE?

Hay dos perspectivas a partir de las cuales podríamos responder esa pregunta. La primera es la de la cultura mainstream, aquella que toma en cuenta las constantes (y en ocasiones inexplicables) modificaciones que sufren los gustos, intereses y objetivos del género masculino a lo largo de tiempo. Visto así, podríamos decir que en 1963, el estandarte de la masculinidad, lo que habríamos considerado la imagen de un “hombre”, era un tipo de facciones toscas y algo insolente. Era arriesgado y portaba una chamarra de cuero (Steve McQueen en The Great Escape). En 1987, un auténtico hombre lucía como Gordon Gekko, el icónico personaje de Michael Douglas en Wall Street (afeitado, cabello engomado, traje a rayas, pisacorbatas y un habano en la mano). En 2004, tenía el cabello largo –inmaculadamente recogido -en una doble cola–, lucía pendientes de diamantes y jugaba con el dorsal 23 del equipo merengue (David Beckham).

¿Cómo luce un hombre en 2020? Habrá que esperar a ver lo que ocurra en los grandes eventos mediáticos del año (la entrega de los Premios Óscar este mes; los Juegos Olímpicos en verano) para averiguar qué estará en tendencia y sólo así sabremos cuáles son las características que, de acuerdo con la cultura popular, definirán al “hombre” en nuestros días.

Las respuestas que arroja esta primera perspectiva, son, evidentemente, endebles y artificiales; carecen de valor real y pueden cambiar de un momento a otro.