TRAVELING WITHOUT LEAVING HOME
Me he visto forzado a permanecer unos días sin salir de casa, recuperándome de una pequeña intervención. El cansancio de la convalecencia no me quitó las ganas de moverme; más bien al contrario, basta que uno esté clavado en un lugar para querer irse. Como siempre, empecé a soñar con algún viaje. Me gustan las escapadas. Son perfectas para huir de uno mismo, para olvidarse de la presión de la vida cotidiana. Estaba ya visualizándome en alguna playa o en algún hotelito en la montaña cuando el médico me devolvió a la realidad. No –me dijo–, no podía salir de casa, no había discusión posible. Puro reposo. Entonces, como siempre en los momentos en los que me he sentido atrapado por circunstancias de la vida, en los momentos donde uno va a remolque de los acontecimientos, busqué refugio en la literatura.
This story is from the Mayo 2019 edition of Accent.
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