El lujo de la arena sobre los pies se redefine en Santa Lucía.
Bienvenido al paraíso”, anuncia el piloto mientras aterrizamos en el Aeropuerto Internacional Hewanorra de Santa Lucía, perfectamente sincronizado con el éxito “Kokomo” de Beach Boys reproduciéndose en el fondo.
De alguna manera, nada de esto parece un cliché cuando arribas a esta exuberante isla volcánica ubicada en el este del mar Caribe, que contiene vegetación densa de jungla, playas con agua turquesa, villas pesqueras llenas de color y plantaciones pacíficas de cacao. Este país resalta de muchas maneras, y es el único en el orbe que lleva el nombre de una mujer: Lucía de Siracusa, una mártir cristiana.
A través de la historia, cambió de manos 14 veces entre Francia e Inglaterra hasta que alcanzó su independencia. Una población diversa de orígenes africanos, criollos, indios, franceses y británicos crea una herencia cultural rica y palpable. La isla ha sido buscada como destino turístico por su belleza exótica y ecléctica, atrayendo a los visitantes más exigentes en cuanto a lujo se refiere.
El hotelero Roger Myers, dueño de Sugar Beach, un centro turístico virreinal, tiene algo que ver con el atractivo seductor. Como el antiguo contador de The Beatles, Myers dejó el mundo de la música para convertirse en un exitoso dueño de restaurantes en Inglaterra. Años después, se mudó a Santa Lucía para comenzar un nuevo proyecto.
Esta historia es de la edición Junio 2018 de Harper's Bazaar en Español.
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