El adolescente enfermo te obliga a dirigirte a él

El intensivista pediátrico Alberto García-Salido acaba de publicar una novela cuyo joven protagonista quiere exprimir la vida a pesar del cáncer que padece.

- Macarena Orte

Cuenta con más de 100.000 seguidores en Twitter. Este médico intensivista del Hospital Niño Jesús de Madrid compagina su trabajo como sanitario y profesor de universidad con la divulgación científica y, por qué no, de alguna que otra broma. Ahora nos sorprende con su primera novela, Aprender a volar, un homenaje a los deseos no cumplidos y a vivir sin mirar el calendario. Luis, un adolescente con cáncer, emprende un viaje a Tarifa junto a su médico residente, Diego, con el fin de despedirse de la chica de la que se enamoró el pasado verano.

¿El médico residente Diego y su jefe Pedro tienen algo del Alberto García de antes y el de ahora?

La novela surge de la experiencia personal, es una especie de herramienta que he utilizado para saldar algunas cuentas pendientes, deseos o vivencias que he tenido a mi alrededor durante los 12 o 13 últimos años. Ha sido imposible desvincularme completamente de los principales protagonistas, sobre todo, de Diego, pero he procurado mantener cierta distancia para no escribir sobre mí ni para mí, sino de otros.

A medida que se cumplen años, ¿los médicos aprenden a pensar más con la razón que con el corazón?

En mi caso particular, el principal cambio que percibí en la forma de realizar mi trabajo fue al ser padre. No me considero ni mejor ni peor pediatra por ser padre pero sí me ha influido a la hora de entender con más exactitud o cercanía lo que le pasa a los pacientes y a las personas que más les quieren, sus padres. No tengo más razón ni corazón, pero sí soy una persona distinta por mis vivencias personales y profesionales.