El Diccionari

Como testigo de la vastedad y riqueza de una lengua, éste es indispensable para conocer el significado, uso y pronunciación de las palabras.

- Ana Sofia Ramirez Heatley

No cabe duda de que los diccionarios nos simplifican la existencia, quizás a algunas personas más que a otras, por la naturaleza de su trabajo. De cualquier forma, todos tenemos algo que ver con ellos, pues son obras de consulta útiles para los hablantes de una lengua y también para quienes pretenden aprender otra distinta a la materna. En latín medieval se le llamaba dictionarium, proveniente del latín dictio (palabra) y -arium (de, relacionado con). Así, el vocablo latino significaba algo semejante a “de palabras” –feliz coincidencia con el título de esta sección– o “relacionado con las palabras”.

¿Qué pasaría si no existieran?

Antes de averiguar su procedencia, surgen algunas preguntas: ¿para qué sirven, y si realmente son indispensables? Sin diccionarios, para conocer el significado de un amplio conjunto de palabras tendríamos que leer grandes cantidades de textos de todo tipo –de diferentes autores, fuentes, géneros y disciplinas– y de ahí hacer una selección, deducir los significados, además de decidir, en caso de controversia, la ortografía más viable y congruente con su historia o etimología. De hecho, ésta es una de las maneras como actualmente se construye un diccionario. Para ello, nos haría falta una vida entera y un par más de existencias prestadas. Por lo tanto, los diccionarios son herramientas que, como los teléfonos o las lavadoras (toda proporción guardada, por supuesto), nos facilitan la vida, nos permiten ahorrar tiempo y, mejor aún, ponen el conocimiento de la lengua al alcance de todos.

Lexicón