Paisaje De La Mente

No soy muy dada a cubrir temas de salud, pero a veces me encuentro con algún investigador médico que me enseña e ilustra avances muy interesantes. Fue el caso con el neurólogo y neurorradiólogo Javier Romero Ogaza, del Massachusetts General Hospital en Boston, la última vez que visité esa ciudad.

Romero es director del Laboratorio Neu rovascular R.H. Ackerman del Mass General. El laboratorio, a orillas del río Charles y a tiro de piedra de los centros académicos del MIT y Harvard, se especializa en todo lo referente a arterias, vasos, irrigación y enfermedades del árbol arterial del cerebro.

Aquel día el investigador me sentó en una oscura sala de conferencias y procedió a mostrarme varias imágenes de angiografías por tomografía computarizada (TACs) del cerebro de un paciente de 68 años, tomadas durante una hemorragia intracraneal activa; es decir, un derrame cerebral en curso.

Por unos momentos, mientras el exper to indica las regiones afectadas por el letal hematoma, quedo absorta en el perfil de los suaves giros y curvas de materia gris. Como si me hubiera embarcado en una salida de campo geológica, detallo los contornos, valles y túneles de ese extraordinario paisaje de la mente. Finalmente me detengo en la enorme mancha de sangre que inunda la parte derecha del cerebro como un lago desbordado de color claro.

A esas alturas la hemorragia ha derrama do 94 mililitros del líquido, desplazando a las demás estructuras bajo una oleada de presión expansiva (algo así como un Big Bang intracraneano) y privando al hambriento cerebro de oxígeno y nutrientes. Nadie puede sobrevivir a semejante pérdida.