BMO Vancouver Marathon

Fue el destino ganador. Habían pasado casi 10 años de mi última visita a Vancouver, ciudad canadiense en la que viví un par de veces durante el verano. Esto seguramente sería motivo suficiente para estar inspirada y emocionada.

- Maguie Quintero

Fue a principios de abril cuando tuve comunicación con el equipo de elites de Vancouver. Y es que por mi tiempo en el Maratón de Chicago 2017 podía entrar en esta modalidad, en la cual muchas veces no se trata solo de salir en un corral adelante, sino de otras cuantas amenidades, de las que me fui dando cuenta conforme se acercó la fecha.

Los entrenamientos largos fueron más difíciles que otras veces, pero las motivaciones al finalizar siempre son infinitas. Saber que entrenaste bajo circunstancias que no siempre son cómodas, han ido preparando a mi mente para ese día de la competencia.

Estaba a unos días de irme a Vancouver y mi cabeza no andaba del todo bien por cuestiones de estrés en la oficina. El día antes de irme, recibí un correo para elites, dando algunas especificaciones sobre el antidoping, la hidratación, los eventos en el hotel y recoger paquetes. Esta vez no llevaría mis audífonos para correr, por lo que sentí que iba a faltarme algo de respaldo en los momentos difíciles del maratón. Sin embargo, cuando leí las notas sobre la hidratación tuve una serie de ideas. Dentro de las amenidades como elite, está llevar tu hidratación de preferencia y ellos te la facilitarían en unas mesas ubicadas cada cinco kilómetros, aproximadamente. Conseguí unas botellitas y llamé a mis primas quien, junto con mis papás, hermanos, abuela y tía, se encargaron de llenarlas de mensajes que leí antes de la competencia.