¿Sufres dismorfia? Nunca estoy satisfecho con mi cuerpo

LLega febrero y atrás se han quedado los buenos pretextos para faltar a los entrenamientos y a los planes de dieta. podemos ver los gimnasios repletos de gente con buenas intenciones de ponerse en forma y de enfocarsehacia un estilo de vida activo y saludable.

- Mtra. Nury M. Suemy Moguel, Psicóloga deportiva

Para aquellos deportistas que compiten, la necesidad de demostrar su disciplina es aún mayor si realmente esperan conseguir sus objetivos, especialmente en aquellos en los que el peso o apariencia influye en el resultado (por ejemplo, los corredores de fondo o fisicoconstructivistas).

Sin embargo, ocurre algunas veces que el deportista ya ha conseguido el peso o talla necesarios para su favorecer su desempeño, pero continúa sin sentirse a gusto con ello. Seguramente a todos nos ha sucedido tener un amigo así como parte del equipo: ése que se mira todo el tiempo en el espejo del gimnasio buscando estar cada vez más y más musculoso o la amiga que se queja de estar gorda cuando todos los demás consideran que se ve bien así. Para quienes estamos a su lado puede ser confuso o incluso incómodo porque no comprendemos cómo pueden quejarse de sí mismos; puede suceder que nos incomode y lleguemos a pensar que lo hacen solo para recibir algo de nuestra atención o para que reafirmemos lo bien que se ven. Pero hasta qué punto podemos considerar que se trata solo de una “maña” de nuestros compañeros o que realmente necesitamos poner algo de atención en ello.

Si bien es cierto que se requiere cierto grado de inconformidad con el propio cuerpo y condición física para motivarnos a esforzarnos con nuestro deporte y mostrar cierta disciplina, pero no siempre esta preocupación es saludable. En algunas personas puede llegar a convertirse en una condición llamada trastorno dismórfico corporal. En estos casos las personas manifiestan cuatro señales características de alerta: