Una de las cosas que regularmente se previenen en un viaje al extranjero es el dinero. Se previene el pago del hospedaje, de las comidas, de los gastos de transporte, aquellos destinados a las compras, pero no hay el hábito de incluir la propina en esta inversión.
La propina no siempre es una imposición pero sí una cultura –vista a veces como costumbre- que se conserva en el mundo. Para los viajeros despistados, Forward Travel resume la información que hay que tomar en cuenta como gastos extras durante las siguientes vacaciones.
DEL 10% AL 20%
En los países latinoamericanos el porcentaje de propinas que se deja en un restaurante es muy similar al que se maneja en México. Tanto en Argentina como en Ecuador, Colombia, Guatemala y Perú se le agrega a partir del 10% del consumo para los meseros. En el caso se solicitar un servicio de taxi especial, como viajes privados, habrá que prevenir el 10% del costo total como gratificación.
En Brasil no se solicita propina, pues se incluye un porcentaje extra en el servicio; esta misma costumbre la tiene Chile.
JUSTOS Y TACAÑOS
En Portugal –al igual que en México- los salarios para los empleados son bajos, así que dar una propina por el buen servicio en un restaurante es una bendición. Se puede agregar un 10% a la factura; y para el maletero es correcto de uno a dos euros. En Lisboa dar dos hasta tres euros extra al taxista es bastante común, sobre todo, si solicitaste un servicio exclusivo.
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