En términos de desigualdad, México es campeón. El 10% de la población capta el 79% de la riqueza total, mientras que la mitad más pobre tiene más deudas que activos. Esto no ha cambiado en el último siglo, lo que lo hace uno de los países más desiguales del mundo, de acuerdo con el informe sobre la desigualdad global 2022 de la CEPAL. Los datos son aún más arrolladores por género, pues la participación laboral femenina en el ingreso es del 33%, dos puntos porcentuales debajo del promedio de América Latina. Y aún hay más: el 56% de las mujeres que viven en zonas rurales se encuentran en condición de pobreza, mientras que el promedio del país es del 44%, con base en cifras del Coneval. Por si fuera poco, la tenencia de la tierra en el país es del 73% hombres frente al 27% mujeres, indica el Registro Nacional Agrario.
Este rezago llevó a Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA) a crear un instrumento financiero que ayude a reducir las brechas: los bonos sociales con perspectiva de género. "Por años, FIRA ha atendido a mujeres, aunque no lo había puesto en el foco como con este bono", dice Alan Elizondo, su director general.
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