"A LOS 12 AÑOS CONSUMÍ COSAS DE LAS CHELAS PROHIBIDAS; BRINQUÉ A LO QUE SIGUE"

Decidió ser músico a los ocho, pero SABO ROMO ignoraba todos los infiernos que le aguardaban en ese ambiente

- VICTOR HUGO SANCHEZ

La charla con Sabo Romo fue netear; netear, desde la humildad, la honestidad, la traspa-rencia, y finalmente, la congruencia.“Yo ya era Sabo Romo cuando llegué a Caifanes: la neta, ya tenía una banda, ya había grabado discos…”.

Citados en su departamento de la CDMX, bebemos café, fumamos y neteamos de todo. “La música me salvó de vivir debajo de un puente”, dice el bajista, compositor y productor, que en su casa tiene discos para repartir.

“FUI COMO EL PRÍNCIPE: DE TODO Y SIN MEDIDA...”

¿Neta? ¿Vivir debajo de un puente? 

Neta. Fui como El Príncipe: de todo y sin medida… Mi anhelo de niño era que alguien tuviera un póster mío en su cuarto, porque el mío estaba lleno de pósters de mis artistas de la época... Y de pronto ya estoy tocando, y me doy cuenta de que con lo que estoy tocando puedo conmover a alguien… Decidí que sería músico a los ocho años y fue algo que hablé con mi papá… Me acuerdo de él, en la infancia, diciéndome: “Gordo, ¿qué voy a hacer contigo?”. Yo era un buen estudiante, pero era un desastre; mi tema no era lo académico, era de conducta. Mi mamá murió estando mis hermanos y yo muy chicos, y se me voló el cerebro; me descompuse mucho. Yo nada más le decía: “Pa, sé paciente; tú tienes paciencia de maniquí, úsala conmigo”, y eso ha hecho en los últimos 40 años.