YOUTH LAGOON "CAMINÉ EN EL INFIERNO HASTA QUE APRENDÍ A AMARME A MÍ MISMO"

En 2011 conocimos a un Trevor Powers (The year of hibernation) que nos hablaba del duro proceso de encontrarse a sí mismo. Unos cuantos años después, con Wondrous bughouse, se refirió a la lucha entre el mundo espiritual y físico, a la eterna batalla entre el bien y el mal. En su tercer álbum, Savage hills ballroom, nos invitó a cuestionarnos nuestra identidad poniéndole pausa a su alter ego para así perder la voz a raíz de una reacción alérgica. Con el estómago en llamas, Trevor siguió adelante con tal de parir Heaven is a junkyard, un tributo al amor propio y a la redención. Hablamos con Powers sobre la historia que lo hizo renacer de las cenizas.

- Lisset Montes

Tus tres discos más recientes lucen como una expedición por la mente humana. Cuenta de tu pasado.

Me encanta que los llames "una expedición por la mente humana" porque eso es exactamente lo que son. Crecí en un hermoso hogar con tres hermanos, nuestro mundo se basaba en la imaginación. Perdernos en un bosque y encontrar la salida. Esa sensación nunca me ha dejado. Pienso que mucha gente tiene ese sentimiento en su niñez y al madurar lo pierde, pero en mí sólo creció, y ahí fue cuando encontré la música. Ella mejoró mi forma de entender un mundo que no tenía sentido.

Mientras explorabas todas estas emociones, la psique humana, ¿en qué momento decidiste que era hora de que Youth Lagoon naciera?

Empecé en la música siendo muy pequeño, y desde entonces mi objetivo era vivir de ella con todo lo que eso implica. Estuve en muchas bandas en la secundaria, cuando entré a la Universidad no tenía idea de qué hacía ahí; iba porque era lo que se suponía que tenía que hacer. Durante ese periodo estaba trabajando en las canciones que le darían forma a mi primer disco. Con algunos préstamos del Gobierno y la ayuda de mis padres me permití pagarme la escuela y grabar ese álbum.