A LA DERIVA

Cuando el barco en el que navegaba impactó contra un arrecife y se hundió en el Caribe, su ocupante saltó a una balsa salvavidas y se dejó llevar por el océano

- Gary Stephen Ross

A PRIMERA VISTA, parecía una oportunidad: un yate de 12 metros por 45.000 dólares. La embarcación, Starlight II, estaba amarrada en la marina de Puerto Velero, cerca de Barranquilla, en la costa de Colombia. Don Cavers, de 76 años, lo compró a principios de 2021 con la intención de volar hasta allí desde su casa en Canadá y probarlo. La pandemia le impidió hacerlo, por lo que vio el barco después de llegar a Colombia en noviembre. Estaba un poco más desgastado y oxidado de lo que había imaginado, pero a lo largo de una vida dedicada a la aventura, la navegación y la agricultura, se había convertido en alguien capaz de reparar prácticamente cualquier cosa.

Cavers y su hijastro, Omar Gaitan-Burns, planeaban navegar en el Starlight II 1.200 kilómetros hasta Puerto Rico. Allí se encontrarían con otros miembros de la familia y todos juntos recorrerían las Islas Vírgenes Británicas durante un par de semanas. Luego los demás volverían a casa y él continuaría hasta Miami. Pensó que si decidía no quedarse el barco, tal vez podía venderlo en Florida por algo más de lo que había pagado por él.