ÁLVARO DOMECQ Y CAYETANO RIVERA ORDÓÑEZ

Dos españoles enamorados de México pasaron una jornada campestre en la finca El Carrascal, propiedad de Don Álvaro, que por primera vez abre sus puertas a un medio mexicano y en exclusiva para CARAS.

- Veronica Benjumeda

Don Álvaro Domecq Romero se relaciona con el mundo del caballo, los toros y el vino. A sus 80 años se rodea de sus sobri-nos nietos, es el alma mater, el patrón de una gran saga y el maestro de maestros en el campo –del que todos quieren aprender–. Ganadero, bodeguero y señor andaluz, Domecq no descuida ninguno de sus negocios y está al pie del cañón en todos y cada uno de ellos. Ahora, en su finca presenta un espectáculo “A campo abierto” en el que se disfruta uno de los secretos mejor guardados de la cultura andaluza: la cría del toro bravo y el caballo en su entorno natural de la dehesa de La Janda.

Cayetano Rivera Ordóñez, el día de su debut, cortó cuatro orejas y un rabo. Es descendiente de una de las más importantes dinastías de toreros que ha dado España. Hijo de Paquirri, tomó la alternativa en 2006, a los 29 años, en la plaza de ronda, en Málaga, en donde lo esperaba su padrino y hermano, Francisco. Su pasión por los toros la lleva en la sangre. Es bisnieto de Cayetano Ordóñez, a quien se le conoce como el “Niño de la Palma”, nieto de Antonio Ordóñez y sobrino de Curro Vázquez y de Luis Miguel Dominguín. Su juventud la dedicó a sus estudios en cine y administración de empresas, su indiscutible guapura lo llevó a ser modelo de la firma Armani, y hoy día, se posiciona como un héroe en cada plaza en la que se presenta.