California Trippin'

JÓVENES ASESINOS: LA MUERTE DE SHARON TATE

La madrugada del 9 de agosto de 1969 ocurrió uno de los crímenes más atroces y sangrientos de Hollywood: la actriz Sharon Tate, esposa de Roman Polanski y embarazada de ocho meses, fue asesinada en su casa junto con otras cuatro personas por los seguidores de la secta La Familia, de Charles Manson. Jóvenes asesinos. ¿Qué pasaba por sus cabezas? Quizás algo como esto.

- Por: Anna Ivonne Reyes Chiquete. Ilustraciones: Carlos Badillo

Aquella noche de agosto de 1968 la temperatura en El Matador Beach había menguado. El olor a marihuana impregnaba el aire. No venía de un solo punto. Cigarros de aquí y de allá de los jóvenes sentados en la arena contribuían a generar la nube, antigua como el olor en casa de tu abuela, pero dulce, casi como algodón de azúcar. Algunos muchachos alrededor de una fogata; otros tumbados, somnolientos; algunos más bailando, suave, tribal, al ritmo de “Piece of My Heart”. Pantalones de campana, estampados florales, cintas en la frente. Todos con el cabello largo.

Dragonfly (en su casa hasta hoy la llamaban Caroline) se reacomodó dentro de su bolsa de dormir. Eran cerca de la once. Hoy era su primera noche en libertad. Adiós convencionalismos. Sus padres no entendían, nada. Tan apegados a su residencia en Cielo Drive. Vivían para esas paredes. Si supieran que la verdadera existencia estaba aquí. Si imaginaran que sus techos de doble altura sólo les impedían ver las estrellas.

A papá las únicas estrellas que le interesaban eran las que atraían a los espectadores a las salas de proyección en las películas en las que él invertía. Tenemos a Liz, a McQueen o a Burton, decía con una sonrisa que saboreaba billetes verdes.

–¡Ey!, ¡Dragonfly! –la llamó Bean, un joven a unos metros de ella– Ven a escuchar esto.

Casi no podía hablar por las carcajadas que salían desde su estómago. Bean tenía 16 años y cabello rubio. Sus ojos hinchados y enrojecidos apenas se distinguían tras sus rizos alborotados. Estaba con otros dos jóvenes. Uno de ellos con el torso desnudo. Dragonfly se puso de pie, como pudo, y fue hacia ellos a brinquitos, sin salir de la bolsa de dormir.