Es la primera mujer aceptada como alumna en Talla de Madera con el Maestro David Estrada Rodríguez, en el Centro Estatal de Bellas Artes, donde estuvo de 1968 a 1975.
Es iniciadora de una técnica autodidacta que consiste en dibujar con hilo y aguja, método que comparte, por lo que ya tiene decenas de seguidores. Colaboró durante varios periodos en Apis Sureste: Fundación para la Equidad A. C. concluyendo esos años con una exposición plástica a la que le dio el nombre de “Refugios entretejidos”. Como artista visual ha trabajado exposiciones individuales y más de 100 colectivas, nacionales e internacionales como la realizada en San José, Costa Rica, en el museo de Sophia Wanamaker Gallery, así como en el Silkeborg Bag Museum de Dinamarca.
Es el arte social lo que apasiona a Rosa Elena, pues así su trabajo se aproxima a dar voz a la prostitución; a los niños con cáncer; a los ancianos pobladores de los diversos países; a los familiares de enfermos mentales que bordan con su propio cabello sus temores ante la enfermedad... Pero también habla de los sueños, de refugios que nos construimos, de la diferencia entre intimidad y privacidad profundizando en el ser humano, su entono y su interior creativo; del maravilloso acto de enhebrar una aguja como rito de sanación cotidiana.
El pasado mes de agosto presentó su primer libro relativo a la retrospectiva de su aguja. Actualmente, está presente en la exposición “Una larga hebra”, en el Museo Regional de Antropología Palacio Cantón en la ciudad de Mérida, Yucatán.
Bu hikaye Ambientes dergisinin Ambientes 138 sayısından alınmıştır.
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