Oasis citadinos

Cuando el ruido, la contaminación, el tráfico y las aglomeraciones han tomado –literalmente– todo nuestro ser… es momento de ¡escapar!, buscar un espacio, un refugio de silencio, verde, abierto, apartado que nos ayude a escuchar los latidos de nuestro corazón, a bajar el ritmo, a respirar más hondo… Si vives o estás en la Ciudad de México o en Toluca, y te pasa esto, y no puedes tomar un autobús o un avión a la playa, te recordamos que siempre hay un lugar idóneo donde abstraerse. Aquí tres de nuestros favoritos.

Llevarse por el asombro:

01 Nido de Quetzalcóatl

Espejos de agua, fuentes, puentes serpenteantes, jardines surrealistas, colores vivos que imitan a la naturaleza… este lugar fantástico y que muchos conocen por fotos o referencias (relatos que más bien parecen salidos de una animación de juego interactivo), es un lugar al que puedes acudir cuando desees (de 9:00 a 17:00 horas). Seguramente encontrarás un lugar especial para meditar, disfrutar un pequeño refrigerio, leer ese libro que sigue esperando, tomar hermosas fotos o simplemente llenar de verde tu mirada, que tan necesario es para la salud física y mental. Ideal para meditación, caminatas, yoga, escritura, pintura y amantes de la naturaleza. Es un paraíso en la ciudad.

Se trata de una de las obras maestras del arquitecto mexicano Javier Senosiain, que tiene ya fans de lo orgánico en todo el mundo, ya que es considerada una obra de arte. Según el despacho de este célebre personaje, el proyecto se encontró con un terreno irregular de 5,000 metros cuadrados, con topografía muy accidentada, debido a que una cañada con encinos atraviesa el lugar longitudinalmente. De todas las cuevas se conservó solo una –la más confiable– que mide aproximadamente 50 metros de largo por 6 de ancho. “Un día se pensó colocar la cabeza de una serpiente en la boca de la cueva, se ubicó en la maqueta: se observó que parecía una serpiente virtual que entraba y salía del terreno,… y decidimos ponerle la cola a Quetzalcóatl…”.