Un rinconcito de paz

Para las que amamos las ciudades coloniales, la buena comida y los destinos apacibles, San Miguel de Allende, Guanajuato, sintetiza el intercambio entre culturas europeas y americanas. Con un pasado glorioso durante el virreinato, hoy día es escenario de infinitas probabilidades y experiencias sensoriales.

- CAROLINA M. PAYÁN

Amanecer en este pueblito mágico se siente tal y como describe el poeta y escritor guanajuatense, Efraín Huerta: “Como un horizonte broncíneo con flechadora alba”, donde las primeras horas del día son las más frías debido a la niebla que baja de las colinas, bañando de esplendor los techos marrones del lugar. Al paisaje se suma el canto de aves y el alegre repique de campanas de la parroquia de San Miguel Arcángel, que anuncia con fuerza que la vida debe comenzar. Así, panaderías, juguerías y comercios abren sus puertas a los transeúntes que buscan algo más que un souvenir, ya que en el fondo los que hemos tenido la fortuna de visitarlo quisiéramos llevarnos a casa un pedacito de su inmensa paz ancestral. Enamórate de su encanto. Con alma de hacienda

Seleccionar alojamiento en este destino es una aventura. No obstante, Live Aqua San Miguel de Allende Urban Resort conquista por su servicio, espacios abiertos y habitaciones bohochic. El complejo posee cuatro estrellas Forbes Travel Guide, y es que AoMa Estudio lo visualizó como una casona novohispana en la que el huésped puede sumergirse en la tradición sin perder de vista la modernidad, que se disfruta en cada rincón, convirtiéndose en el must de jet setters, como Soumaya Slim Domit o Edgardo Osorio, quienes lo han elegido para entregarse al reposo absoluto y al descanso.