Remedio Divino

Caleb Rackard es ministro ordenado de la Iglesia de Dios de la Profecía. Sirve como pastor de niños y jóvenes en la Iglesia de Dios de la Profecía Harvest Center en Collinsville, Alabama. Estudia en el Seminario Teológico Pentecostal a través del Departamento de Desarrollo Ministerial Acreditado en busca de su diploma en Ministerio Pentecostal Wesleyano. Él vive en Crossville, Alabama con su esposa, Hannah, quien sirve en el ministerio con él, y su hija, Suzannah.

- Caleb Rackard

Desde sus comienzos, el pentecostalismo abrazó el tema de los milagros y las sanidades divinas como un tema primordial. Es una verdad indispensable que forma parte del mensaje del evangelio completo. Jesús es Salvador, Santificador, Bautizador con el Espíritu, Sanador y el Rey que viene pronto. En su libro, El último gran conflicto, A.J. Tomlinson exhortó a los creyentes a que “defendieran valientemente la sanidad divina”.1 Sin duda, en ocasiones, la dura realidad de las oraciones no contestadas y circunstancias trágicas sacuden esta teología. Sin embargo, Tomlinson, desafió a los pentecostales para que se volvieran a levantar. Él argumenta que “la sanidad divina es verdadera, [aunque] todos muramos”.2 Por más de un siglo, esta clase de tenacidad junto con las señales y maravillas del movimiento pentecostal infundió entereza y poder al campo misionero, provocó avivamientos, y le presentó al mundo un adelanto escatológico del cielo. Considerando los asuntos médicos actuales —como la resistencia a los antibióticos, la crisis de la opioide, los brotes virales y las enfermedades de salud mental—, la doctrina de la sanidad divina debe continuar al frente de nuestra teología y práctica.